viernes, 16 de abril de 2010

REGRESÉ


Me perdí, hace algunas noches,
- quinientas doce tal vez -
por ese onírico mundo
donde todo puede ser.

Siendo un ave sigilosa
el mar oscuro crucé
hasta posarme en tu almohada
donde pude oler tu piel.

Emanaba de tu cuerpo
suave esencia de mujer,
el temblor de tus ¡te quiero!
colmaba cada pared
y en tus labios entreabiertos
mi nombre pude leer.

Volé de noche y de día
luchando con el ayer
aunque el tiempo no libraba
mis recuerdos de tu red.

Sintiéndome prisionero,
en mi guerra sin cuartel,
tanto añoraba esos labios,
tantas veces los soñé,
que resultó inevitable…
y a tu costa regresé.

No vi besos en tu almohada
y, por más que los busqué,
no hallé ni un solo ¡te quiero!,
ni mi nombre, ni el de él.

Abril 2010