Luces intermitentes, de variados colores, desvelaban el brillo acuoso de aquel par de pupilas que mostraban a su dueño el ambiente festivo de la calle peatonal, engalanad

desde hacía semanas siguiendo la tradición.
Las voces y sonidos habituales tenían un fondo de alegría y fiesta que contrastaba con el frío reinante ayudando a crear esa sensación de felicidad compartida en la que afloran los buenos sentimientos y se regalan sonrisas sin condiciones.
En sus manos, arrebujadas en el interior de los bolsillos de su plumífero, la sensación de necesitar aferrarse a algo y no encontrarlo. Algo que no solo buscaban sus manos y cuya falta justificaba sobradamente aquella expresión de su rostro nada acorde con el ambiente que lo rodeaba.
Grupos heterogéneos se arremolinaban aquí y allá rodeando mimos hieráticos de figuras mitológicas, vendedores ambulantes de todo tipo, puestos de figuritas y adornos adecuados a las fechas. Tiendas, cafeterías y todo tipo de establecimientos apuraban las horas de apertura dando con sus reclamos y escaparates más luminosidad y sensación festiva a la noche.
Sus pasos, lejos de acompasarse a los de la mayoría de la gente, avanzaban a un ritmo más elevado buscando salir de aquel entorno. Realmente no odiaba ni menospreciaba toda aquella algarabía. Más bien al contrario. Sentía la necesidad de disfrutarla, lo que le producía una sensación de añoranza.
Al alcanzar la

Diciembre 2006
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