domingo, 22 de agosto de 2010

SINRAZÓN


Busco una razón tan sólo
para aceptar tu partida.
Una que sea perenne
hasta el final de mis días.

Necesito esa razón
que me devuelva mi risa
-la que nadaba en mis ojos
cada vez que te veía-.

Quiero entender que el pasado
ya se fue aunque no se olvida,
que mostraste velas negras
al Egeo que te quería,
que ya no añoras mi piel,
que Troya fue destruida.

He de evitar que me hiera
la esperanza que en la orilla
esperaba sin descanso
la voz que al mar devolvías.

Cerrar los ojos al mundo
no te borra en mi pupila
-hasta escucho tus suspiros
cuando tu recuerdo grita-.

Busco una razón tan sólo
-aire a mis velas caídas-;
una razón, sin tu nombre,
a mi sinrazón de vida.


Agosto 2010