Desde aquí veo sus olas
con su contoneo sensual.
Hasta aquí llega su canto

para envolverme de mar.
Con ellas viene tu imagen
– casi te puedo rozar – .
En tu boca esa sonrisa
capaz de amar y matar.
Me balanceo contigo
al son de un viejo ritual.
Yo te surco, tu me acoges.
Nacimos tal para cual
Abro las manos. Despierto.
No se escucha nada ya.
Dejaste sorda mi vida.
Sólo te escucho al soñar.
Marzo 2011