A bofetadas la vida
- don o castigo del cielo -
matará nuestros sentidos
hasta enterrarlos en hielo.

Zarpazos nos dará el tiempo,
surcando la piel y el pelo,
sembrando por los espejos
semillas de desconsuelo.
Aquí los espero a ambos,
de frente, pies en el suelo,
la mirada retadora,
¡ acepto el desigual duelo !
Contra los momentos duros
recuerdos lanzaré al vuelo,
sin miedo a perder ya nada
ante golpes traicioneros.
Caigan millones de agujas
con tic tac de minuteros
que aunque mi cuerpo taladren
mi corazón es de acero.
Si el tiempo y la vida pueden
cambiar nuestro cuerpo entero;
nada podrá borrar nunca
las letras de tus “te quiero”.
Septiembre 2008