lunes, 28 de julio de 2008

ADÍO ATHINA


Me despido de tus calles
con su desorden que atrapa,
de su bullicio latino
que echa raíz en el alma,
de tu acrópolis que ahora
brilla frente a mi mirada.

Me has entregado la tierra
que a los persas les negaras,
dejando, cada día más,
de azul mis venas pintadas.

Podría estar triste y sonrío,
porque a quien hoy me acompaña
le has encendido en su pecho
la luz que nunca se apaga,
la que arderá muchos años
por tu historia alimentada.

Mañana dejo tu suelo
sin dejarte abandonada.
Parto a surcar el Egeo
con esa opresión callada
del hoplita que sin miedo
entona un pean de batalla
sabiendo que ha de luchar
y no rendirse ante nada.

17 Julio 2008

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