Una diosa del amor,
La más bella conocida,
regaló el don de la vida
a un artista escultor.
Y sin saber que lo hacía,
aquel amante confeso,
amor y vida en un beso
a su obra transmitía.
Mas la obra de piedra fría,
cuando fue de carne y hueso,
no se conformo con eso.
¡Demostró que lo quería!,
entregándole esa vida
para hacerla compartida.
Octubre 2006
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