sábado, 17 de marzo de 2007

DOS ESTRELLAS

Sobre su cuerpo adorado
dos estrellas se posaron,
para decirle pausado
de que modo la he añorado.

Dos estrellas que en el cielo,
por su color como fuego,
la luna echará de menos.

Perdidas entre su pelo
dirán una y otra vez
a esa preciosa mujer
¡ mi niña como te quiero !.

Que siempre tras una estrella,
oculto tras su fulgor,
para quien sepa buscarlo
habrá un mensaje de amor.

Enero 2006

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hoy no te dejo una poesía...

HOy es en prosa poética mi comentario.

Espero que sea de tu agrado. Un pequeño ¿relato?:



Cerró sus manos. Ahí estaba, en sus manos, encerrada...

Entre sus manos tenía todo el poder...

Se lo había arrebatado a la noche: la luz de las estrellas...

Se escondió... no quería que nadie supiera su secreto: todo el poder de la luz en sus manos...

Abrió ligeramente las manos, apenas un pizca, para admirarse... pero ¡oh!...¡ya no había nada!... ¡nada!...

Es imposible atrapar a las estrellas... su luz...

Sin embargo, si uno las admira con pasión, sin intentar poseerlas, la luz impregnará sus pupilas y allí quedará para siempre aprisionada en el iris, en la memoria...

Mira a la luz... siéntela... pero no quieras acapararla ni atraparla.... no podrás

En cualquier caso, ¡cuenta estrellas!... es a todo lo que podrás aspirar.



Amigo, tal vez nuestro gran problema, el mío al menos, es que queremos poseer la luz, queremos guardar la estrella para nuestro gozo. Y la estrella debe lucir bella en el firmamento, no en nuestra pequeña cajita de los tesoros.


En ellas, en cada estrella, hay un mensaje de amor.

Pigmalión dijo...

Cierto, psique.
Hay muchas clases de estrellas. Entre ellas las fugaces. Y a esas no les gusta estar en cajitas de nadie. Prefieren ir por el cielo mostrándose ante los ojos cazadores de estrellas.