sábado, 17 de marzo de 2007

LLUVIA

Lluvia de agujas de hielo,
astillas del desespero,
tiñen la voz deseada;
aquella que te arrullaba.

Hiriendo, al llegar con rabia,
al alma que silenciosa
impasible las recibe.

Arañando en su salida,
desgarrándome la vida.

Lluvia salina insistente
como tormenta marina,
ahoga la voz deseada;
esa que te desarmaba.

Liberando al fin la rabia,
ese nudo que me ahogaba
por no haber sabido amarla.

Vaciándome en su salida,
llevándome hacia esta muerte.


Febrero 2007

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